viernes, enero 21, 2011

Ecuaciones y valores

Ayer DHL me dejó en mi casa un paquete. Era un regalo que había comprado hacía unas semanas en un outlet español de esos que existen por internet. Cuando lo ví me sorprendió por el precio y, temiendo incluso por la calidad, decidí encargarlo. El precio era de un 70% menos que el mismo producto en cualquier tienda normal. Yo he comprado varias veces por internet aunque me gusta mucho más comprar en tiendas de toda la vida, ya que las compras a través de la red carecen de ciertas características que para mi son importantes. En esta ocasión y, como he dicho, principalmente debido al precio lo compré en la red.

Ayer cuando lo abrí hubo un par de cosas que me sorprendieron. Lo primero es que el producto era el mismo, exactamente la misma marca y modelo, que había visto en las tiendas normales. Lo segundo es la procedencia del paquete. Lo habían enviado a través de media Europa a pesar de estar comprado en una web española.

La cuestión que se me plantea es simple: teniendo en cuenta que los gastos de envio han sido casi de risa para cruzar media Europa a través de una empresa de envio urgente...¿cuánto vale de verdad lo que he comprado? Por muchas ecuaciones que hago en mi mente debe existir una incógnita que no cazo.

foto

Laín Coubert

2 comentarios:

Marta Álvarez Martín dijo...

Tu dilema es de fácil resolución. El precio final de los productos no es, en absoluto, el precio de coste de los mismos. Los precios se ajustan en función de la demanda, y en los productos de marca, la "marca" se considera como un valor intangible del producto. En realidad estás pagando un suplemento por ese intangible, que es la marca, que es lo que realmente has comprado, y no por el propio producto. Pero como la ley de la oferta y la demanda es tan fluctuante, los fabricantes siempre se encuentran con stock de sobra. Aquí es donde aparece el nuevo negocio de venta on-line. Con el PRECIO y la marca como reclamo venden todos los productos que los fabricantes han hecho de más. Productos que seguramente no necesites, que en condiciones normales no te hubieras comprado, pero que a ese precio los consideras como una oferta que no puedes rechazar. No olvides también que los productos que encuentras en las tiendas también proceden de ese mismo sitio de dónde te lo han mandado (esto es porque las fábricas ya no están en España, sino en los países emergentes) y seguramente el envío les saldrá muuucho más barato que a ti al ser mayoristas. Así, con este negocio, aparentemente todos ganan: los distribuidores ganan el doble enviando a particulares y no mayoristas, las empresas logran desahacerse de su stock, publicitar la marca y obtener benecifios, las empresas gestoras se llenan los bolsillos de comisiones, y el cliente obtiene un producto a un precio mucho menor que el de las tiendas físicas. ¿Quién pierde entonces? Esto nadie lo dirá, pero lo digo yo: los empleados de los países emergentes al vender su mano de obra por cuatro duros, la calidad del producto, el ecosistema que no puede soportar tan cantidad de producción y cada vez está mas sobrecargado, y sobre todo se pierde la concepción de VALOR, sustituida ahora por la de precio. Sí, vivimos en un mundo en el que se cree que las cosas pueden ser gratis, porque no importa el valor sino el precio. Y en estas estamos, viviendo una crisis que más que económico o ecológica, se trata en realidad de una profunda CRISIS DE VALORES.

laín-seiduma-loman dijo...

Clavao. Aunque creo que tus palabras, encima, en España adquieren un valor más importante. Lo "made in Spain" dejó hace tiempo de ser un valor intangible para demasiados españoles. Y aunque está claro que la economía no puede crecer sólamente con el empuje de la oferta interna, su falta es un lastre de defícil eliminación.

El 5 vendrás al palacio de Altamira??