lunes, mayo 24, 2010

El precio de un BMW

BMW, la marca de Munich, creadora de algunos de los coches más bellos de la historia (impresionante el 507 de la foto) ha sido la protagonista de uno de los comentarios que más ha dado de hablar en los últimos tiempos. La marca bávara, que también ha recogido múltiples premios por sus anuncios, consigue así una magnífica campaña de publicidad.
La senadora socialista Adoración Quesada destapó la caja de los truenos al decir que había parados que tenían un bmw y que no tenían hipoteca. Todos los partidos políticos, incluido el propio PSOE, se lanzaron contra dichas palabras por entender que se "mofaban" de los parados. Yo la mofa no la veo por ningún lado. Más bien al contrario. Esa otra actitud de los partidos de "defender" a ultranza a las personas paradas, dibujándolos como unos pobrecitos que no pueden ni han podido conducir esos coches ni tomar una cerveza, no guarda más que un extraño sentido de entender al ciudadano y de intentar camuflar una reflexión que todos llevamos haciendo bastante tiempo.
La propia Angela Merkel ha comentado en diferentes ocasiones que la sociedad europea ha estado viviendo por encima de sus posibilidades reales durante cierto tiempo. ¿Por qué ha ocurrido esto? La respuesta la sabemos todos. En épocas de vacas gordas todos hemos mirado, con la honrosa excepción de algún grupo ecologista que ha abogado por un consumo moderado, por encima del hombro a nuestras posibilidades reales y hemos atendido más a las expectativas futuras que a las presentes. Unas expectativas que, los poderes políticos y económicos, han engordado aún más porque en las teorías económicas que dominan el mundo no se concebía la marcha atrás y por lo tanto era necesario acelerar el crecimiento y para ello era necesario el gasto. Todavía recordamos los préstamos preconcedidos y todos los productos bancarios que engordaron el problema.
Esta reflexión se la he escuchado a personas de toda tendencia política. Es más, en algún post perdido dentro de este blog, ya comentaba que era necesario el erradicar de la sociedad el consumo desmedido. Un consumo que ha llevado a ver chavales de 18 años, con el carnet recien sacado y la L detrás conduciendo un vehículo de unos cuantos de kilos. Eso es totalmente cierto. Y lo que tenemos que hacer es abrir los ojos, si queremos cambiar en algo las cosas, admitir que eso ha pasado y buscar, no la culpa del chaval o de su familia, sino el problema social que hemos creado al producir esas expectativas de ingresos que soportarían esos gastos y actuar en relación a ello. Pero eso se puede extrapolar a muchos otros aspectos. ¿O no conocemos todos a gente parada y con pocos ingresos que se lió la semana pasada la manta a la cabeza y se marchó a BCN a ver la final de la Copa? ¿O no conocemos a parejas que se han metido en hipotecas enormes que les suponen un tanto por ciento de los ingresos que da miedo? Tal como ocurre en la Bolsa, las expectativas futuras han eclipsado y desplazado el potencial presente, dándose la paradoja que las posibilidades han sido adelantades por las expectativas y por una espiral de tener más y más.
Creo que todos, tanto a nivel particular como social debemos reflexionar sobre nuestros márgenes de gastos, sobre lo necesario y lo accesorio, y sobre el mundo que hemos construido que se ha encargado de cegarnos con cantos de sirenas.
En todo caso, para terminar y por desmitificar el tema de los bmw, comentar que en la propia página de la marca se pueden encontrar vehículos, en concreto el modelo 116i de cinco puertas de 122 cv, por 19000 euros, unos 340 euros en 72 cuotas. Un pasada.
¿O no tanto?

Laín Coubert

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Vale, dos cosas.
Una, el cuento de la cigarra y la hormiga, para que nos lo apliquemos todos.
Otra,... no sabía que vendías tan bien los coches, jeje.

Un saludo.

laín-seiduma-loman dijo...

Jejeje
Ese cuento está bien, pero creo que también deberíamos aplicarnos otros muchos. El de Pedro y el lobo es un ejemplo de ello.
Lo de los coches es una pasión que llevo oculta por ahí.

Un saludo.

PD. ¿Como fué el club? Esta vez me leí el libro pero no pude ir. No veas.

Anónimo dijo...

Tampoco pude ir.
Una pena porque creo que ayer ibamos a tomar unas tapitas por ahí.

un saludo