lunes, noviembre 02, 2009

Esas cosas raras llamadas libros (y LIX)

En estos días, y tras conocer el aniversario de la batalla de Trafalgar, me puse con el libro de Arturo Pérez-Reverte. Este libro llama la atención al principio porque, al contrario de la gran mayoría de relatos que llenan nuestras estanterías, no es un relato que nace en sí del autor, sino que es un encargo de la editorial. Ello supone ya un punto importante para entenderlo.
Pérez-Reverte consigue, pese a ello y gracias a su habitual maestría, un libro lleno de acción y episodios que conmueven, porque junto con el texto se resguardan determinadas reflexiones sobre la paz, la vida, la patria....
Gran parte del libro transcurre en el Antilla, un navío español ficticio de 74 cañones. Ficticio porque jamás existió un Antilla luchando en la batalla que supuso un cambio en la historia de Europa y del mundo. En él, como en toda la flota española, conviven los marinos de guerra profesionales, sin pagas, futuro, o ayudas y las personas embarcadas a la fuerza, personas que fueron embarcadas a culatazos para defender "la patria".
Fueron horas de encarnizado combate, de muerte y gritos. La sangre corría como ríos por las cubiertas de los barcos, que se quedaban sin gobierno al tener todos sus palos destrozados.
Creo que el libro consigue retratar magníficamente lo que tuvieron que sentir esos hombres enfrentados a la desesperanza de saber que la muerte los aguardaba y que sólo era cuestión de minutos. Unos minutos en los que la consigna era matar para no morir.
De la misma forma creo que Cabo Trafalgar ilustra bien el eterno problema de España. Un problema que en la jornada del 21 de octubre de 1805 se vio acrecentado al enfrentarse una armada española sin preparación ni futuro, junto a una francesa desordenada, a una inglesa profesionalizada totalmente.

"Resumiendo: gritan vivaspaña, pero pelean por su pellejo. O a lo mejor es que, en ese momento, España es precisamente eso: su pellejo, el de los compañeros que están allí tiznados de pólvora como ellos. El tambor que redobla junto a la mecha del palo mayor. La madera movediza que pisan y defienden. Y allá, lejos, la casa, el barquito de pesca, la taberna, la plaza, el sembrado al que anhelan volver. La familia, quien la tiene."

Está editado por Alfaguara.

Laín Coubert

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