lunes, enero 12, 2009

Café, sueños y una pizca de humanidad

Adiós pantalón chino. Adiós camisa. Adiós chaleco Pierre Cardin. A descansar, todo revuelto, sobre la cama. La sudadera, los vaqueros gastados y las viejas Adidas marrones son ahora mis acompañantes. La bufanda al cuello.

El frío, lleno de anhelos de aromas sin alas, nos espera en la calle. Por las calles de Sevilla. Esas calles bañadas de la dorada luz de farolas silenciosas.

La sociedad se desarrolla en sus calles. Sueños, amores, ilusiones y canciones dejan sus huellas sobre las aceras. Esa sociedad que demasiados iluminados retratan sin saber coger el pincel.

“No se trata ser de izquierdas ni de derechas. Se trata de tener corazón”. La solidaridad, la ayuda al prójimo, la fraternidad…palabras sin sentido gracias al manoseo que han sufrido. Prostitución de ideales y de sueños que quedaron bajo la capa de otras ilusiones.

El termo humea. El café llena el ambiente de su aroma a jóvenes ilusiones de cambiar, no el mundo, sino cinco minutos de la vida de alguien. Cambiar cinco minutos de la vida de alguien….¿qué diferencia hay entre eso y salvar al mundo? Quizás ninguna. Ninguna.

Frente a la Caridad, sentados en la escalera lateral del Maestranza. El mp3 sigue sonando. “Cuando esté bien escandalizada…susúrrame al oído que me amas. Que me amas”. ¡Dios! Cómo necesitaba volver a estar rodeados de chicas y chicos de zapatillas de colores y miradas ávidas de sueños sin agotar. De esos universitarios y universitarias acompañados de libros llenos de marcapáginas y anotaciones. ¡Dios! Cómo necesitaba volver a sentir la sensación que sólo experiencias como ésta pueden darte. Una vuelta como ésta por el Arenal te enseña más que 5 años paseando por otras calles de la vida.

Dos horas a la semana. Dos horas de cafés y charlas con la gente que nada tiene. Mendigos. Sin techo. Hombres y mujeres invisibles. El CECOP Social activa la alerta. Pero siguen siendo invisibles. Están ocultos tras la niebla de la indiferencia. Bajo la fría niebla que proyecta el individualismo atroz.

Pañuelos palestinos, discursos y palabras. Libros de Marx. Estrellas rojas en camisetas. Todo a la hoguera. Para demostrar la solidaridad, el buen corazón sólo hace falta un paseo y un café.

No he empezado aún. Pero mis pies y mi cerebro pasean por esas calles. Gracias a Solidarios para el Desarrollo por permitirme aprender y avanzar junto a ellos/as. Pasear por la noche sevillana, compartiendo un café y un rato de conversación con los que apenas tienen nada. La terapia más simple para aprender de la vida.
Laín Coubert

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encanta como escribes.
Felicidades.