En estos días de septiembre hemos recorrido algunas de las localidades que se incluyen dentro de la conocida como "ruta de las cigüeñas". ¿Por qué ese nombre?. Una sola ojeada al horizonte de estas tierras te lo indica a las claras, porque se cuentan por decenas los nidos de esas aves.
Escogimos quedarnos en un precioso hotel de Brozas, pequeña localidad de Cáceres. Allí pudimos disfrutar de una verdadera paz. El silencio sólo era roto por el piar y los cantos de los pájaros, algo que se agradece en el mundo actual. El hotel estaba, además, situado en un antiguo convento por lo que la historia se podía respirar en cada ladrillo del edificio.
Desde ese lugar realizamos una serie de viajes para conocer rincones de Alcántara, Cáceres o Coria. Sin embargo, la salida más llamativa fue, sin lugar a dudas, la que nos llevó a Monsanto, en Portugal. Esta localidad tiene sobre su campanario el gallo que simboliza que ha sido un reducto imposible de conquistar para las fuerzas militares que se han paseado por Portugal en la historia. Por algo se le conoce como "la localidad más portuguesa de Portugal". Y cuando se pasea por sus calles se comprueba el porqué de ello. Situada en lo alto de una importante montaña, las vistas son impresionantes y el trazado de las calles conforma un pequeño laberinto que se haría imposible para una fuerza exterior. Muy ligada a los templarios, la localidad presume de su historia, y no le faltan razones.
Un viaje inolvidable.
Laín Coubert
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