martes, mayo 31, 2011

Úbeda y Baeza

Tempranito salimos el domingo Martita y yo para realizar ese viaje tantas veces retrasado y que, ahora, en una hora se había fraguado. Conocer Úbeda y Baeza era un plan antiguo pero que, por unas causas u otras, nunca se llegaba a realizar. Esta vez si. Y, sinceramente, aunque fue una visita express mereció muy mucho la pena.
Tras el recorrido por unas carreteras tranquilitas, yo creo que la gente iba en sentido contrario hacia las playas, llegamos a Úbeda. Como no conocíamos si podríamos llegar dentro de la zona monumental con el coche, lo dejamos aparcado en la zona moderna y nos fuimos paseando hasta el Parador. Y un buen paseo porque el cabrón del gps se encabezonó en jugar con nosotros. Menos mal que preguntando se llega a Roma. El Parador está en la plaza más importante de Úbeda, junto a la Iglesia del Salvador y el Ayuntamiento y tiene unas vistas increibles ya que la configuración de la propia plaza es un espectáculo.
Los posteriores paseos por la ciudad fueron muy buenos, a pesar del calor. Pudimos conocer rincones maravillosos entre los que podemos destacar la llamada sinagoga del agua, un descubrimiento inesperado y que se salvó de la quema gracias a un promotor que supo apreciar el valor de la historia. Por la tarde del domingo, y con algo menos de calor, seguimos con la visita. Llama poderosamente la atención la cantidad de turismo que existía, aunque también sus características comunes. La ciudad ha modelado una gran cantidad de servicios de calidad alrededor del turismo y del omnipresente aceite de oliva.
Al otro día, y tras recoger las cosas del hotel y hacer valer el refrán que dice que a quien madruga Dios le ayuda nos fuimos a Baeza. Estuvimos a punto de no realizar la visita. Pero la última decisión nos descubrió ser la acertada porque las estampas que regala Baeza te dejan boquiabierto. La subida hasta la catedral, con el palacio de Jabalquinto a un lado, es una subida que acelera el corazón (y no sólo por el esfuerzo).
Una visita altamente recomendable para conocer un rincón precioso de nuestra Andalucía, lleno de historia y presente.

Laín Coubert

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