Qué pena de aquellas personas que nunca han llorado por la impotencia de lo no logrado. Quizás es que nunca soñaron con llegar a la playa y sólo se contentaron con hacerse el muerto sobre las olas.
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Laín Coubert
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Cuando escucho la vieja voz de mi sangre que canta y llora recordando pasados siglos de horror, siento a Dios que perfuma mi alma y en el mundo voy sembrando rosas en vez de dolor.
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