Qué pena de aquellas personas que nunca han llorado por la impotencia de lo no logrado. Quizás es que nunca soñaron con llegar a la playa y sólo se contentaron con hacerse el muerto sobre las olas.foto
Cuando escucho la vieja voz de mi sangre que canta y llora recordando pasados siglos de horror, siento a Dios que perfuma mi alma y en el mundo voy sembrando rosas en vez de dolor.
Qué pena de aquellas personas que nunca han llorado por la impotencia de lo no logrado. Quizás es que nunca soñaron con llegar a la playa y sólo se contentaron con hacerse el muerto sobre las olas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario