lunes, diciembre 06, 2010

Seis de diciembre

Me gusta despertarme y ver, entre las cortinas, el cristal de la ventana empañado. Esa ventana que me permite ver el cielo cuando el sol luce, y también cuando no lo hace. Entre las cortinas, el cristal brilla abrigado por esa capa que ha ido formándose durante toda la noche.
No hay leche en el frigorífico. Su lugar está vacío. Los cereales,de chocolate y, por si fuera poco, rellenos de chocolate, deberán esperar. Un abrir y cerrar de puertas y muebles de la cocina no da ningún resultado. La leche, botella de plástico de Puleva, no va a aparecer por eso. ¿Otra opción de desayuno? Negativo.
Nos vestimos, que hay que comprar el pan. Sudaderas y pantalón de deporte. Cuando abrimos la puerta la humedad reinante nos saluda con su caricia fría y caliente al mismo tiempo.
Sin escucharse parece que los rolling están tocando gimme shelter en algún rincón de El Viso. Es como si el pueblo esuviera para nosotros dos. Para nadie más.
El día nos besa con un brillo especial que baja de los árboles del parque de enfrente y se revuelve en su lucha con la ropa de abrigo. Un bonito lunes 6 de diciembre empieza.

foto

Laín Coubert

No hay comentarios: