martes, agosto 31, 2010

Lo que recubre el humo

Muchos han sido los organismos que en estos días han levantado, en muchas ocasiones con una voz suave y temblorosa, protestas contra la decisión del gobierno francés de expulsar de su territorio a gitanos rumanos y bulgaros. Lo cierto es que para las mentes y corazones de aquellos que nos sentimos, o nos creemos, de carácter progresista es una decisión que choca contra ideales profundos. Y sin embargo, las últimas encuestas realizadas en Francia, confirman que esta decisión no era una locura, electoralmente hablando, para el presidente galo, sino más bien al contrario, parece que estaba avalada por estudios que afirmaban que estas medidas servirían para acentuar apoyos. La popularidad del presidente crece paralelamente a la expulsión de estas familias.
¿Algo nuevo? Nada. El clasismo fundado en el dinero, lo que se dice racismo en mi opinión no existe, es un magnífico aliado para todas aquellas formaciones que intentan buscar un enemigo. La táctica del gobierno francés no es más que la materialización de aquellas ideas que estaban detrás de los carteles de cierto partido suizo donde se veían ovejas blancas pateando y expulsando a las negras. Este mismo miedo que en la propia España, país por otro lado pionero en esto de las expulsiones masivas, llevan explotando años y años otros partidos.
Es ilustrativo leer cualquier periódico español y comprobar como en sus foros acerca de esta noticia las palabras contra los gitanos es lo más común. Y da igual que el periódico se dirija al espectro conservador o al progresista. Muchos aplaudiendo la decisión y otros muchos mofándose de estas familias (ilustrativo el que dice que para echar a esta "chusma" no era necesario movilizar a tanta policía, que hubiera bastado buscarle un colegio a los crios y un trabajo a los padres para que estos levantaran sus campamentos y se fueran a otro sitio). Más del 90 % de los mensajes comparten la expulsión de estas personas, ya que la imagen que existe de ellos se acerca más a la de un parásito que a la de una persona.
¿Qué está pasando? ¿Qué estamos haciendo nosotros y que están haciendo ellos para que esto sea así y para que exista ese odio latente tan fuerte en la consciencia (o en la inconsciencia) colectiva? ¿Existen buenos y malos? ¿Y en ese caso quien es quien? ¿Es bueno el del 90 o el del 10? ¿Podemos seguir pensando que no pasa nada?



1 comentario:

Anónimo dijo...

No lo sé.
Pero cuando la incertidumbre y los miedos es lo que impera, supongo que nos molesta todo y no somos capaces de razonar.
Entonces tendemos a "protegernos" de lo o los desconocidos.

No pretendo justificar.

Un saludo.