lunes, enero 04, 2010

De lo público a lo colectivo

El deseo de que la crisis económica nos sirviera de empujón para cambiar el sistema se va desmoronando. Realmente cambiar un sistema económico no es tan sencillo porque en sí contiene resortes que impiden ese cambio. Es fácil decirlo, pero muy complicado hacerlo. Y de poder hacerlo, obviamente, sería necesario un cambio basado en pequeños empujones y no en un gran empujón. De ahí el primer fallo de un sector político. El creer que los cambios son al método revolucionario no es creible dentro de este sistema porque la burbuja ha demostrado que no explota, solo se deshincha.
El otro lado no hemos sabido buscar ninguna alternativa. Nuestra solución ha sido la de la avestruz: esconder la cabeza y a esperar que el chaparrón pase. Y pasará. Pero nada cambiará.

Y nada cambiará porque seguramente antes del cambio económico se debería vivir, eso sí, una verdadera revolución política. Una revolución política previa al cambio económico. Una revolución política que abarcará más allá de los partidos y que llevara a una verdadera concienciación acerca de nuestras posibilidades y retos. Es el momento de pasar de lo público, que parece no ser de nadie, a lo colectivo, que sea de todos y todas. Debemos hacer una reflexión serena sobre las funciones de lo colectivo, desde los ayuntamientos hasta el estado central, y ver sus necesidades y sus fortalezas. Un famoso análisis DAFO. Los políticos y políticas deberiamos dejar los carnets a un lado y mostrar algo de responsabilidad y cerrar filas para salir de una situación dantesca, y es que los ayuntamientos se están convirtiendo en unos agujeros sin fondo, que como agujeros negros pueden destruir lo que les rodee, independientemente del color que gobierne. Se mira la lista y da miedo. El caso de Jerez aparece hoy en la prensa. Pero son pocos los que se salvan. Los políticos y políticas deberiamos dejar de lado esas ideas que hemos ido aprendiendo por el camino, recuperar las que nos empujaron a entrar en política y sentarnos, dejar a un lado la demogagia y la hipocresía y si hay que cambiar la mentalidad de la población en algún sentido, que habrá que hacerlo, hacerlo todos juntos. Ese cambio no es por el que gobierne ahora o por el que gobierne luego, es por la propia colectividad.

Desgraciadamente, y lo digo, me asaltan las dudas sobre si estaremos, yo el primero, a la altura de las circunstancias.

Con unas tablas y unas puntillas es difícil arreglar un techo que se desmorona.

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Laín Coubert

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pero con esas tablas y esas puntillas si que puedes hacer algo si te dejas asesorar por un técnico.
Felicidades por tu declaración de intenciones.

MAY SANZ MARTIN dijo...

Si necesitas a un peón carpintero, no dudes en llamarme.

Feliz año.

laín-seiduma-loman dijo...

Feliz año May.

Y gracias.

Feliz año a ti tb Celósime.