Es increible llegar a un sitio como el que conforma las carpas de un circo. Parece como si la magia estuviera condensada en cada esquina y sentada en cada butaca vacía. Esos escenarios iluminados con las miradas llenas de alegría de los más pequeños muestran lo mejor de unos espectáculos creados desde y con el corazón.
Este fin de semana he tenido la oportunidad de visitar el Circo Acuático que hacía parada en Sevilla. Diferentes números llenos de magia y color que nos aceleraron el corazón al ritmo de las acrobacias y nos soltaron las risas al pasar de los payasos.
El circo es el rincón que guarda una magia que los adultos vamos perdiendo por el camino, pero que nunca deberíamos olvidarnos de recuperar.
Este fin de semana he tenido la oportunidad de visitar el Circo Acuático que hacía parada en Sevilla. Diferentes números llenos de magia y color que nos aceleraron el corazón al ritmo de las acrobacias y nos soltaron las risas al pasar de los payasos.
El circo es el rincón que guarda una magia que los adultos vamos perdiendo por el camino, pero que nunca deberíamos olvidarnos de recuperar.
Laín Coubert
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