De cañas, tapas y algo más (y II)

El pasado jueves un buen grupo de amigos decidimos darnos un homenaje. Llega la Navidad y conforma la excusa perfecta para quedar para pasar un buen rato alrededor de platos de primera y risas de mil y un colores.
El sitio escogido fue La Jacaranda, lugar visueño al que tengo un cariño especial. Y es que recuerdo con nitidez los años que he pasado trabajando en esa magnífica familia conformada alrededor de Salva, el dueño, que ha sabido aunar cariño e ilusión en sus platos. Y yo, que he conocido el lugar desde los fogones a las neveras, puedo decir que creo que existirán pocos lugares donde se realicen los platos como allí se hacen.

Para ese día los platos escogidos fueron la ensalada de la casa, con su toque de piña y mayonesa, el pan tumaca, la torta de la serena, el revuelto de setas y pimientos y un par de maravillosos platos de solomillo. Acompañándolo un par de botellas de Prado Rey. No pedimos porque ya estábamos a reventar un par de platos que no se pueden dejar detrás cuando lo visitéis: las mollejas y las chuletitas de cordero.
La Jacaranda, frente al campo de fútbol Manuel García, es un lugar señalado para esos días en los que se quiere disfrutar de una cocina contundente pero con multitud de sabores.

Laín Coubert