lunes, septiembre 21, 2009

Esas cosas raras llamadas libros (y LV)

Fue un día de los últimos de la semana pasada cuando, estando con un par de amigos compartiendo unas copas de vinos y unos trozos de chorizo (¡¡viva la dieta!!) en la futura casa de uno de ellos ví este libro en una estantería. Lo cogí y se lo pedí. Y mi amigo, a pesar de estar amargado por los regalos de cumpleaños que le hago, me lo prestó gustosamente.
De Lapierre había leído hace años su libro más famoso, La ciudad de la alegría, pero de éste poco conocía, más allá de haberlo visto un par de veces en El Giraldillo o la FNAC.
Érase una vez la URSS es el resumen de un viaje que, en el año 1956 llevó a Dominique Lapierre, periodista por aquel entonces del Paris Match y a su compañero fotógrafo Jean-Pierre Pedrazzini, acompañados de sus esposas, a recorrer la URSS, visitando ciudades como Minsk, Moscú o Gorki. Un viaje que hicieron en un Simca Marly amarillo y negro y que supuso toda una revolución para los soviéticos que salían a su paso.
El viaje, realizado en compañía de otro periodista soviético, dejó innumerables anecdotas, que son las protagonistas del libro, ya que éste es una narración muy sencilla de situaciones más o menos anecdóticas, aunque obviamente dejan entrever elementos mucho más profundos. Pero es importante subrayar que como dice la contraportada, no se trata ni de un ataque ni de una defensa del régimen comunista , porque simplemento eso ni se planteó.
El viaje fue realizado en un momento clave de la historia de la URSS, ya que fue en el momento en que Jruschov cargó públicamente contra su antecesor Stalin y se daban los primeros pasos de apertura al exterior de aquel país tan cerrado sobre si mismo.

Llama la atención comprobar la ingenuidad de la gente con la que se cruzan en el viaje y el estado de diferentes aspectos del país que se suponía estaba a la cabeza mundial en muchos parámetros. De la misma manera choca el ver el significado de la felicidad para esas personas que tenían un sentido de ello tan diferente del nuestro, algo que se trasladaba también a la palabra libertad.

Está publicado por Planeta

Laín Coubert


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