martes, enero 27, 2009

Esas cosas raras llamadas libros (y XXIX)


He terminado con los ojos rojos. Brillantes y rojos. Y con algún que otro corte en los dedos. ¡Folios traidores!

Más de una noche, cuando ya estaba buscando la posición sobre la almohada, he escuchado los folios deslizarse y caer desde la mesita al frio suelo. Más de una noche he debido de tirar con fuerza del cable y despedirme de Barceló antes de tiempo porque las letras no querían compartir sus minutos de protagonismo.

1.500 folios de historias y cuentos. De soñadores y perdedores. De nanas y canciones fúnebres. Páginas y páginas rellenas de trazos negros donde gente de todo origen han dejado sus mejores ilusiones. Llevo tres años siendo lector empedernido de estos relatos y nunca dejo de quedarme boquiabierto con algunas historias de las que nos hacen llegar.

Se terminan los relatos de esta edición del Ulises. 138 relatos de ¿138? escritores y escritoras que se merecen todo un aplauso por mantener viva la grata sensación que da el rellenar mediante caricias de la mente esas tristes hojas blancas.

Enhorabuena a todos y todas.

Laín Coubert

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