¿Cómo hemos llegado a esta situación?
El sabor de la sangre inunda la boca. La tradición de morderse el labio cuando no se puede más. El dolor que tapa al dolor. El aire quema al entrar en los pulmones. El pecho sube y baja al tiempo que las distancias se van acortando. El sudor se mete en los ojos mezclado con barro produciendo que el horizonte sea algo más borroso. Los músculos de la piernas gritan, y el cerebro vislumbra por un segundo la opción de detenerse. Detenerse y descansar.
Pero sin embargo......
Laín Coubert
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