martes, octubre 16, 2007

Enamorados

Enamorados se llama la calle de Bellavista donde Sara fue a encontrar la muerte. Que ironías tiene la vida. Esas letras colgadas en la pared, tan cerca de la cama donde esta chica fue asesinada. Enamorados. Asfixiada por aquella persona que se supone alguna vez estuvo enamorada de ella. Porque ya no lo estaba, ¿o es que se puede asfixiar a la persona con la que se sueña?

¿Cómo se puede hacer daño a esa persona que ha compartido sueños, ilusiones, risas, cama, viajes,...contigo? ¿Cómo?

¿Hasta cuando durará esta sangría? ¿Cuándo hombres y mujeres abrirán definitivamente los ojos y se terminará con esta espiral? Se debe romper la cadena socioeducativa que nos lleva a esta situación. no sé como, pero debemos hacerlo.

Entre tanto, Sara, cuidate allá donde estés.

Laín Coubert

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Amor y muerte: dos conceptos contrarios.

A seguir luchando por cambiar la realidad.
Adelante

Nerea

Alfonso Saborido dijo...

Esto de las muertes a diario por el terrorismo en casa, es que me puede. He hecho programas de radio en Jerez, sobre esto. Incluso uno, donde entre varias mujeres leían uno a uno, los nombres de todas las asesinadas, para que se sientieran que no son una cifra de mujeres muertas, sino , personas.
Pues siempre, tristemente, siempre que abro los micrófonos, el debate no va a hacia la realidad de la muerte, sino a que también los hombres son maltratados y nadie dice nada. Y lo dice la propia mujer. Mujeres de más de 50 años que justifican a los maltratadores y te quedas de piedra, 'porque habría que ver lo que hacía ella'. Mujeres de esta edad que son enemigas acérrimas de sus nueras, porque 'obligan' a sus hijos varones a trabajar en los trabajos de la casa.'Qué dolor de mi hijo que viene del trabajo y se tiene que poner a planchar mientras ella se toma el cafe con las amigas por la mañana cuando lleva el niño al colegio'. Textualmente.
Es increíble, porque el machismo ha hecho tanto daño en esta sociedad, que hasta a las mujeres les ha hecho perder su diginidad y su capacidad de pensar.
Por eso no es extraño que las maten. Estos asesinos son tan listos, que las engañan, las hacen sentirse culpables, y al final, habrá alguna que hasta acepte la muerte como castigo.
Qué triste y cuánto nos queda por transformar la sociedad todavía.