jueves, abril 05, 2007

Amanecer


El sol llama lenta, muy lentamente. Golpea poco a poco mis párpados, hasta conseguir abrirlos. Veo los rayos de sol filtrarse por la ventana. Y siento, debajo de las sábanas, tus pies junto a los mios. Siento tu respiración rozando mi cuello, hasta que me giro sobre la cama y el aire expulsado de tus pulmones me golpea suavemente en la boca. Acomodo la cabeza en la almohada y me quedo allí, mirando tu cara de niña dormida, tus cabellos rodeando tu cara de niña buena.
Cuando salgo de la ducha, pelo todavía chorreando, te veo allí, ya con los piratas amarillos y atándote las zapatillas. Veo tus calcetines celestes rodeandote lévemente los tobillos. Manía de correr por las mañanas, con las calles medio vacías y los árboles aún bostezando. Giras la cabeza y sonríes. Manía de quedarme anonadado ante tu sonrisa, con la mermelada y la leche en las manos.
Mientras de cara al espejo agarras con fuerza la cinta para sujetar tu pelo, yo me pregunto donde quedarán engarzados estos días dentro de tu vida y de la mía. Se irán repitiendo o quedarán prendidos del olvido, rodeados de tonos blancos, negros y grises.
Un beso, y un mordisco a mi tostada.
El piso se queda en silencio. Todo rebosante del habitual desorden. El suelo lleno de papeles, libros, ropa y recuerdos silenciosos. La tostada que miro con atención guarda la forma de tu bocado, mientras en la calle tus pies destrozan espejos de agua olvidados en las aceras.
Laín Coubert

1 comentario:

Marta Álvarez Martín dijo...

Los amaneceres al lado de la persona que quieres son mas gratificantes incluso que las noches, lo malo es cuando no sabes si el adios será el último o el primero. Yo siempre rezo por que sea el primero.


"Al amanecer, el mundo me besa en tu boca mujer." - J.R.J.