miércoles, febrero 14, 2007

Orobroy


Cierro los ojos y noto los dedos saltar entre las teclas del piano. Las notas van ascendiendo hacia mis oidos. Lentamente. Poco a poco.
Cuando abro mis ojos veo el tren llegar. Veo llegar el tren tras atravesar los campos de trigo. Las risas llenan la estación. Los abrazos, las risas, los besos, no tardan mucho en aparecer.
¿Cuántas veces pasan determinados trenes en la vida? Y lo peor no es no cogerlo. Lo peor es pensar que, cualquier día incrustado en el futuro, te acordarás de dicho tren.
Todos nos equivocamos cuando somos jóvenes. Es la esencia de la juventud: la equivocación.
Vuelvo a cerrar los ojos y oigo de nuevo el piano retumbar.
El tren vuelve a llegar arrastrando las risas. El sol brilla dentro de la estación. Un leve aroma desconocido aparece y desaparece de mi mente. Un viejo aroma que me graba detrás de los ojos algún día perdido en algún calendario ya arrancado.
Los niños empiezan a cantar rodeados del gemido del piano. Y entonces, sólo entonces, te veo aparecer meciendo la falda al bajar del vagón. Arrastrando tras de tí los minutos compartidos y, enrededados en tus labios, los días por compartir.
Tú, siempre tú.
Laín Coubert

4 comentarios:

Anónimo dijo...

deja de tocar los webos porfavor

laín-seiduma-loman dijo...

que va que va.
Los seguiremos tocando.
Así que ya sabes...

Te gustaría que borráramos el mensaje eh?
Po va ser que no

Admin dijo...

Ole tus ******* jajaja
Lo mejor que haces. Lo curiosos es que habla de cojones cuando no los tiene para poner su nombre.....
asi es la vida querido amigo.
Seguid asi.

UN SALUDO DESDE EL PARAISO

laín-seiduma-loman dijo...

Gracias Martín por tu apoyo.

Algunos no estaría mal que aprendieran. Seguramente nosotros y Martín tenemos, o podemos tener, puntos de vista diferentes sobre determinadas cosas, pero nos respetamos. ¿sabes, anónimo, lo que es el respeto?