viernes, febrero 17, 2006

Perdido en tus ojos


Todos los días se aprenden cosas nuevas, quizás porque, afortunadamente, cada día tienes la oportunidad de verte reflejado en unos ojos diferentes. A veces miramos a los ojos de la persona que tenemos enfrente pero sin verlos. Y por eso hacemos lo que hacemos...y nos comportamos como nos comportamos.
Estando ayer en el club de lectura Calíope, hablando con esa gente tan extraña que se reúne para hablar de ¡¡¡¡libros!!!! (hay gente pa tó), tuve la oportunidad, al hablar en un grupo grande pero en poco espacio, de ir saltando de mirada a mirada. En algunos me paré algo más, saltando del blanco al verde, del verde al negro y del negro al blanco, y vuelta a empezar. Recorriendo la pupila de esa persona que me miraba, de dentro hacia fuera, de afuera hacia dentro. Si pudiera explicar lo que ese ejercicio provoca en tu corazón, lo haría. Pero me faltan las palabras.
El que dos miradas se fundan mientras las palabras de ambas personas se entrelazan es uno de los mayores logros de nuestra evolución. Es la forma de comprendernos, de entendernos, de comunicarnos, de romper viejos tópicos y antiguos prejuicios…No sé si habéis visto una sonrisa en los ojos de una persona, no en los labios, sino en los ojos. Haberlas, hay las.
Ahora, una vez escrito todo esto, fruto de mi ayuno matutino, me surgen las preguntas: si los políticos se miraran a los ojos cuando se hablan…¿serían menos, por así decirlo, gilipollas? ¿se alcanzarían más acuerdos? ¿se rebajaría el clima de tensión? ¿los odios? ¿Por qué en los plenos municipales se sientan tan lejos unos de otros? ¿no sería mejor usar una mesa redonda donde se pudiera hablar a la cara? ¿a los ojos?
A partir de hoy nos vamos a mirar a la cara ¿vale?


Saludos a lo Ronaldinho

Laín Coubert

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