domingo, marzo 31, 2013

Esas cosas raras llamadas libros (y CCXIX)

En la historia de la humanidad hay momentos lleno de luz, pero como contrapunto también existen los llenos de sombras. Quizás uno de los más sombríos es el del lanzamiento de las bombas atómicas sobre Japón. Miles de vidas quedaron cortadas en un segundo de aterradora luminosidad. Vidas que unos segundos antes vivían momentos felices, momentos tristes, que reían, que lloraban, que jugaban o sonreían y que un momento después no eran más que motas de polvo flotando en un infierno de incendios y cenizas.
En El haiku de las palabras perdidas conoceremos una historia que bien pudo ocurrir en aquel día. Un chico japonés de origen holandés, Kazuo, conoce lo que es el amor, lo que es enamorarse, gracias a Junko, un chica japonesa con la que inicia un juego en el que leen juntos una serie de haikus, poesías tradicionales japonesas.  El día que tienen que leer el último haiku del juego, el día que ambos piensan prometerse amor eterno, una luz cegadora impide el encuentro. La bomba atómica ha sido lanzada sobre Nagasaki.
Décadas después, otra historia de amor, entre un afamado arquitecto suizo y una galerista japonesa se termina "enredando" en la de Junko y Kazuo.
Andrés Pascual nos sumerge en una historia de amor sin igual, una historia que conmueve y que lleva a pensar en lo que somos y en lo que nos hacemos unos a otros. Una historia que también nos hace reflexionar sobre el uso que le podemos dar a fuerzas y conocimientos, usos que pueden ser para el bien pero también para el mal.

Está publicado por Plaza & Janés.

Laín Coubert

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