domingo, diciembre 26, 2010

Aportación a una novela colectiva

El motor Vortec V8 de 6,2 litros, capaz de generar 409 cv, movía sin complicaciones al Escalade. Un coche enorme, de esos que hacen que los peatones giren la cabeza al escuchar su potente motor. No muy buena opción para pasar desapercibido.

El día era intensamente frío.

Cuando el Escalade enfiló la autopista el copiloto vió la larga hilera de luces rojas que la jalonaban. Pero el Cadillac fue rebasando uno a uno los demás vehículos, sin apenas dificultad. Miró atrás, hacia los sillones posteriores, y sorprendió a su compañero enfrascado en la lectura de un diccionario. Maldita costumbre sacada de, según una vez contó, un detective de novela negra. Leer diccionarios. Vaya costumbre.
Volvió la mirada adelante, y tras los cristales tintados, se relajó. Entre las piernas sentía el peso de la Steyr AUG A3, su compañera desde hacía tiempo. Un arma austríaca, una bullpup o sea, un arma que tenía el cargador detrás del gatillo, cuyos orígenes se remontaban a finales de los 70 y que daba magníficos resultados que no habían pasado desapercibidos a diferentes fuerzas especiales que la habían adoptado como arma estándar.
Cerró los ojos, rodeado de la música que reproducía la radio, y esperó a que el coche llegara a su destino.

Laín Coubert

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