Patriotas de hojalata

Cuando el sentimiento de España, de participar en un proyecto común que aspira a mejorar la calidad de vida de todos y de todas, es más una excusa que un objetivo se suele patinar en algunas acciones. Es lo que le pasa muchas veces al PP. Con eso de creerse más españoles que el resto se ciegan y no ven que determinadas decisiones que toman no hacen más que torpedear ese proyecto común.
Un ejemplo de ello nos lo demuestra en estos últimos días la lideresa Esperanza Aguirre. Y es que el hecho de que un gobierno autonómico decida tomar una serie de decisiones que son el reflejo de un mal uso de la política rompe el sentido de España. El gobierno de turno le puede gustar más o menos a la lideresa, pero es el gobierno democrático, elegido por todos y todas y un gobierno autonómico no es nadie para promover una "rebelión" contra él.
Se destrozan y se desintegran los más básicos sentidos de unidad cuando una parte intenta levantar a la ciudadanía contra una decisión de un gobierno superior y democráticamente elegido. El papel del PP debería ser intentar ganar las próximas elecciones pero no rebelarse contra una decisión, equivocada o no, legítima del gobierno legítimo de España.
El PP demuestra no creer en España sino en sus propios intereses; si creyera en España, en el proyecto común, sus acciones y sus ideas serían muy diferentes. Curiosamente estas decisiones alejan al PP de España y lo acercan a ciertos partidos nacionalistas en otro sentido.
Patriotas de hojalata.

Laín Coubert