lunes, febrero 06, 2006

Cardhu extremeño


A mi no me gusta el whisky. Qué se le va a hacer. Pero tengo que reconocer que, hoy, he aprendido que se le puede envidiar. Tenerle envidia a una botella de Cardhu puede sonar raro, raro, raro. ¿Pero que le puedo hacer yo?. Pensar en ser una gota de esa bebida rodeada de hielo en un vaso ancho. Allí congelado de frío. Y de pronto, un movimiento. Ver tu mano agarrando el cristal. Y pasar del frío al calor. Del frío del hielo al calor de tus labios. Jugar entre tus dientes, bailar debajo de tu lengua. Hacerte cosquillas en el interior de la boca y resbalarme por tu garganta. Pasar por debajo de tu pecho escuchando los latidos de ese corazón que marca mis sueños. Y llegar a tu estómago. Y una vez allí, reventar en mil trozos, en mil gotitas. Diluirme en tu sangre para llegar al verdadero centro del mundo, tu corazón, para salir de allí disparado a todo tu cuerpo, transportado por tus venas y arterias. Llegar a ver que hay detrás de tus ojos, perderme en tu cerebro viendo esa fábrica de sueños que es tu cabecita, dar fuerza a tus dedos cuando acarician cualquier cosa, evaporarme en uno de tus suspiros mezclándome con tus ilusiones… Y al final, quedarme ahí, perdido en algún lugar de tu cuerpo, viendo día tras día la sonrisa más bonita del mundo reflejada, a través de tus ojos, en cualquier espejo que, sin conseguir guardarse tu imagen para sí mismo y muerto de envidia, la refleje.
¡Toma golpe Caro! Jajaja. ¿De verdad que no piensas pasarte al Legendario? Compréndeme….es mucho más barato.
Saludos a lo Ronaldinho. (aunque ahora tenga hasta roja)

Laín Coubert.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Y puedo yo envidiar a esa extremeña sin conocerla?