
El bar es pequeño, teniendo, eso sí, una terraza bastante grande. Es un sitio acogedor que juega con los colores rojo y negro y con algunos símbolos de esos que tomamos por nuestros, como el toro y el jamón.
La cerveza es sorprendentemente fresca y las tapas bastante variadas.: van desde el queso de cabra caramelizado hasta las típicas papas bravas, desde el libreto de jamón y queso al cuscus.
Hasta ayer eran innumerables las ocasiones que había pasado por delante, pero nunca había entrado, temiendo que la "multa" por comer allí fuera bastante considerable. Ayer entré, y sorprendentemente la factura fue mucho menor que en otros lugares (19 euros por dos medias y 6 bebidas). Las cosas de la fusión.
Laín Coubert
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