Bajar la cuesta de Nuestra Señora de la Luz, meterte entre las callejuelas de pasado árabe con su suelo siempre húmedo y encontrarse con el puerto, camino de la playa chica, es un paseo que te empapa la cara de ilusión. Una ilusión acariciada por esa sensación que sólo se encuentra cerca de la unión de los dos mares y con África siempre pendiente, siempre anhelante.
Laín Coubert
1 comentario:
vale, vale, lo he pillado... :P luego lo hago ^^
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