
Llega el viernes. Y se aprende que hay gente que sólo quiere llevar su orgullo a hombros. Que hay perros hambrientos esperando el momento de morder el cuello.
Desgraciadamente vemos como hay gente que se dedica a esto de la política que sólo se dedica a intentar quedar bien con todos y que, llegado el momento, no se quiere hacer cargo de lo que, libremente, ha expresado.
Es paradójico ver que en la barra de un bar, personas de distinto signo, coincidamos en planteamientos de mejora en la sociedad y, sin embargo, a las primeras de cambio se intente escurrir el bulto y culpar a otros de las propias decisiones, no atentiendo ni a la realidad ni a lo prometido.
Sería urgente realizar una reflexión en profundidad, alejadas de tanto mirarse el propio ombligo, y asumir las propias responsabilidades que da el levantar una mano o el no hacerlo.
Me viene a la cabeza el Manifiesto de Nach...."yo me miré al espejo con los ojos de quien me "odia"...y me sentí eufórico".
Laín Coubert
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