
Determinadas teorías, y el día a día, nos indica que la conducción nos vuelve más "agresivos". El estar en un coche, supuestamente protegido mediante su carrocería, hace que nuestra personalidad se torne algo diferente.
Para producir el efecto contrario nos propusimos ceder el paso a otros vehículos en situaciones que catalogáramos como delicadas para el otro vehículo, acompañando esa maniobra de un gesto de ayuda y una sonrisa. Es plantearse que más allá de la individualidad está l colectividad y que la colaboración nos aporta beneficios importante.
Puede funcionar o no. Pero sólo el pensar los posibles efectos que puede tener tan poca cosa es ya todo un éxito. ¿Te apuntas a ponerlo en práctica?
Laín Coubert
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