sábado, marzo 18, 2006

Ideas empapadas


La lluvia empieza a empapar mi pelo. Miro alrededor. Estudiantes extraños. Miradas extrañas. Sonrisas. ¿Ganas de reir o efecto del alcohol? Mi vaso. Bebida blanquecina con un cubito de hielo flotando. Cae una gota. Vuelvo a mirar alrededor. Me siento sola. Risas en la gente. ¡Recoge, que aprieta! Risas en la gente. El agua resbala por mis mejillas. Mis dedos aflojan el vaso. Éste se escapa de mi. Cae durante una eternidad. El hielo queda a mis pies. Lo demás moja algo más mis deportivas. Vuelvo a mirar alrededor. Mis pies quieren irse. Mi cabeza aguanta un instante. La batalla la ganan los pies. Cremallera arriba. Pies en polvorosa. Cruzo con grupos que siguen bebiendo. Mis ojos ven ojos vacios. Ojos ciegos. Ojos teñidos de alcohol.

Las llaves del piso. Soltar el pelo. Pantalón en el pasillo. Sujetador arrojado contra la puerta. La ducha. Frente contra la pared. Manos aferradas a los azulejos. El agua entrando en mi boca.

Coger el movil. Llamarte. Amena le informa que.... Dedos que buscan en el ordenador si estás conectado. Sin suerte. Dedos que marchan a tu libro. A esas líneas ya marcadas por tus ojos. Ver la tele. Escuchar la radio. Ver como el agua cae sobre las farolas de la avenida. Una moto con una pareja pasa volando. Vuelvo a la cama. El libro, de nuevo. Volver el camino. Recoger las migas de pan que marcan un camino imposible. Cabeza que se hunde en la almohada.

El agua sigue mojando la calle. El short amarillo. Coleta. Apretar las zapatillas. La calle. La humedad. Un paso. Dos. Tres. Empiezo a correr sobre los charcos. Espejos que me devuelven la imagen de esa niña rubita que mis padres querían que estudiara Medicina. Semáforo. Parada. Un taxista que me mira. A mi o a mis muslos. No sé. Sigo la carrera. Mis dientes aferran mis labios. El agua me sigue empapando. La camiseta se pega al cuerpo. Mis pies siguen haciendo saltar los espejos perdidos de la calle.

Me paro. Manos a los muslos. Sudor mezclado con la lluvia. Espalda que se dobla y cara paralela al suelo. Los pulmones buscando la paz. Agua en la cara. ¿Lluvia? ¿Sudor? Mis labios la prueban. Sabe a salado....lágrimas.

Llaves y al piso. Otra ducha. Ojos delante del blog. Dedos en el teclado. ¿Hasta cuando se debe esperar?
Cuando quieras desahogarte siempre podrás escribir, te oigo decir. Al final, siempre te terminaremos leyendo. Volveremos a construir las ideas que se han creado debajo de esa melena rubia. ¿Qué escribo?
El agua sigue mojando la calle.

Sofía